CULTURA PRECOLOMBINA TAYRONA

 



El noroccidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, fue habitado desde el año 200 d.C. hasta la Conquista por agricultores y artesanos de la piedra y el metal que aprovecharon los recursos disponibles desde el mar hasta las nieves perpetuas, a quienes se les denomina la nación Tayrona.


Los Tayrona contaban con una compleja organización sociopolítica, y con un avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que se refleja en los restos de grandes obras líticas, plantas de habitación, caminos, muros de contención, escaleras y puentes.

Inicialmente asentados en el litoral, se expandieron luego hacia las zonas altas donde construyeron ciudades de piedra. Su historia prehispánica comprende los períodos Nahuange y Tayrona. Actualmente habitan allí los koguis, wiwas, ikas y kankuamos.



Los Tayronas descuellan como ejemplo de la insistencia en al autenticidad, que les costo ser aniquilados bárbaramente después de un siglo de constante lucha contra el dominador. Indómitos y belicosos, no aceptaron el yugo español, que implicaba el renunciamiento a sus costumbres ancestrales, a su idioma, a su núcleo social y sobre todo a sus creencias religiosas.
Ubicación Geográfica Cultura Tayrona




La Sierra Nevada de Santa Marta localizada en la parte norte de Colombia, es un macizo montañoso, aislado del sistema de los Andes. La variada topografía de la Sierra Nevada, produce gran diversidad de condiciones ecológicas, radicalmente diferenciadas de las que presentan las regiones adyacentes, e influye sensiblemente en las condiciones climáticas de una gran parte de la región caribe del país.

Los Tayronas se situaron entre el nivel del mar y una altura aproximada de 2.000 metros, principalmente en la zona de Santa Marta, cerca del río Bonda y a lo largo de los ríos Ariguaní, Cesar y Ranchería, también en los valles de los ríos Palomino y Buritaca.

Los Tayrona se acogieron, tanto a las bondades que le brindaban la Sierra Nevada como a las restricciones que esta les imponía, y poco a poco lograron combinar esas bondades y esas restricciones del medio para afianzar y garantizar su permanencia y reproducción biológica en esta región, como lo señalan hoy día las ruinas de numerosos poblados con infraestructura de piedra, caminos terrazas de cultivos, canales y puentes.
Vivienda Cultura Tayrona


Las casas Tayrona eran admirablemente construidas, en forma de enormes cabañas de madera o bahareque con techos de paja y de palma, por lo general, de forma cónica, y que por su elaboración se deduce que fueron excelentes carpinteros. Las puertas eran adornadas con caracoles colgados de hilos, los cuales, soplados por el viento producían un armonioso sonido. Su mobiliario era de espartos y de cañas, y las esteras que tendían en el suelo eran tejidas y pintadas con muchos y variados colores. En los tapetes de algodón dibujaban figuras de animales, como tigres, águilas, y serpientes.

Las viviendas Tayrona se construyeron sobre terrazas artificiales a las que se llegaba por caminos o escaleras de piedra. Según el tipo de cimiento, de acuerdo con lo expresado por al arqueólogo Reichel-dolmatoff hay tres tipos de construcción:

1) Un primer tipo constituido por un anillo sencillo de piedra casi redonda y sin talla alguna, no bien unidas entre si y que forman una superficie discontinua. En este caso las únicas piedras talladas son las que conforman los pisos de las entradas que en todos los casos son dos diametralmente opuestas. Se encuentran en lugares algo alejados del centro de la aldea, en lugares relativamente poco favorables para construir.

2). Un segundo tipo, conformado por dos anillos. El primero, exterior, de lajas delgadas, regularmente talladas, enterradas verticalmente, el extremo enterrado es recto, el saliente redondeado y generalmente están bien unidas entre si. A veces estas lajas bien talladas se encontraron solo cerca de las dos puerta, mientras que le resto del circulo esta construido con otras menos elaboradas. El segundo anillo, en el interior del primero, es de lajas colocadas horizontalmente al nivel del piso de la habitación. Estos dos constituyen propiamente el cimiento de la casa pero con frecuencia se encuentran al exterior de la misma y a un nivel mas bajo, un segundo y a veces un tercer par de anillos escalonados como los anteriores. En ellos las lajas horizontales de cada anillo interior y las verticales enterradas del exterior forman como los pasos y los contrapasos respectivamente, de una escalera perimetral. De esta manera se forma una construcción a modo de pirámide circular escalonada, que sirve de base a la vivienda, a la cual se accede, frente a cada una de las dos puertas opuesta, por medio de escalones de lajas muy bien talladas.Orfebrería Cultura Tairona

3) El tercer tipo, menos frecuente y que se encuentra solo en los núcleos mas densamente habitados tiene las mismas características estructurales el segundo, pero se diferencia de él por la perfección de trabajo. Las lajas horizontales de los anillos interiores tiene en planta, cada una la forma de un sector de circulo perfecto para encajar completamente con las otras y las verticales de los anillos exteriores están talladas por todas sus seis caras. También las lajas grandes que forman el piso de las puertas tiene la forma del sector de circulo para adaptarse a la configuración de la circunferencia.
Poblacmiento y Arquitectura Cultura Tayrona

La región estuvo densamente poblada; se menciona en las crónicas la existencia de centenares de poblaciones y ciudades, algunas con mil casa grandes. Pocigueica, Bonda y Tayronaca se mencionan como las ciudades más importantes. La primera era la capital o ciudad principal, la más rica; quedaba en la región entre las cabeceras de los ríos Córdoba, Mendiguaca y Don Diego, a dos leguas del mar y con clima fresco. Bonda se encontraba en las actuales sabanas de Limón o de Terán. Por su parte Tayronaca estaba localizada en las márgenes del río Don Diego, ya en tierra templada.

Los grandes centros poblados y la arquitectura lítica, son las características más destacadas de la cultura Tayrona, pues ninguna otra alcanzó tal desarrollo en cuanto a las realizaciones materiales. Tayronaca tenía plazas triangulares, de grandes lajas y con casa grandes en las esquinas, donde moraban los caciques principales, y que podían albergar cómodamente trescientas personas. Las calles estaban bien trazadas y para llegar a la ciudad se ascendía por anchos caminos de piedra y por escaleras hasta de novecientos escalones.

Vestidos y Adornos Cultura Tayrona

En sus trabajos los Tayrona acostumbraban estar casi desnudos. Pero cuando salían de sus faenas usaban trajes de telas firmes de algodón. Las mujeres, además de la falda, se echaban sobre las espalda una especie de chal o pañolón de tela blanca. Hombres y mujeres se adornaban con joyas de oro, penachos de plumas y mantas pintadas, adornadas con cristales de cuarzo, coralina, jaspes y otras piedras engarzadas en oro.

Los Tayrona fueron hábiles en el arte plumaria; de plumas de papagayo, de pavas y otras aves hicieron diademas, penachos, capas como mucetas, flores, rosas, vestidos de colores vistosísimos, abanicos; inclusive mantenían en cautiverio guacamayas y tominejas para extraerles el plumaje cada año y utilizarlo en sus trajes de ceremonia.

Encima de tan lujosa indumentaria se ponían sus joyas de oro, consistentes en narigueras, chagualas como patenas o medias lunas, petos, collares de caracoles y cuentas. Para las mujeres había, además, brazaletes, ahorcadas y gargantillas.
Agricultura Cultura Tayrona

Los Tayrona eran excelentes horticultores y, favorecidos por la diversidad de sus climas, pudieron cultivar e intercambiar casi todos los frutos que se cosecharon en Precolombia. En ninguna otra cultura de nuestro territorio aparecen tan claros los procedimientos para mantener la fertilidad del suelo, consistentes en terrazas que impedían la erosión de los suelos, ni otras aplicaron tan hábilmente la irrigación artificial, conduciendo por canales el agua de los ríos hasta sus sementeras.

Como no tenían rebaños, sino que vivían principalmente de vegetales y frutas, su vecindad al mar determino para los Tayrona una alimentación a base de pescado, mientras que sus montañas les dieron cuantiosa cacería de venados y aves como paujiles, tórtolas y pavas. También el mar les suministraba la sal, no sólo para condimentar sus alimentos, sino para conservar el pescado seco, del cual hacían comercio con las tribus que les proveían de oro.

Complementaban su nutrición con la miel de abejas, que supieron cultivar con gran esmero y en abundancia tal, que cierto soldado español contaba haber visto en tierras Tayronas hasta 8.000 colmenas. De frutas y granos supieron fermentar muchas clases de bebidas embriagantes.
Comercio Cultura Tayrona

Las relaciones comerciales se efectuaron interna y externamente. Los grupos de la Sierra daban oro y mantas a cambio del pescado y la sal de los costeros. Las esteras, los collares de oro y cuentas de piedras semipreciosas, sirvieron de elementos de trueque con otras culturas, inclusive con las de las tierras altas de Cundinamarca y Boyacá, de donde llegaron esmeraldas a la Sierra Nevada.
Armas Cultura Tayrona

Sus principales armas eran arcos, dardos, flechas, carcajs y macanas; también tensores de arco, flechas silbantes y flechas incendiarias con las puntas envueltas en algodón que disparaban ardiendo. Las puntas de los dardos eran de madera o de espina de raya y estaban generalmente envenenadas. Empleaban también piedras como proyectiles.

Eran tan buenos tiradores que, teniendo que alcanzar un blanco a distancia, arrojaban las flechas a lo alto para que al caer se clavaran en su enemigo. Tenían cerbatanas curiosísimas que, con sutiles flechas, mataban toda clase de aves.

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